Cerré los ojos con un cansancio mortal, no el suficiente para dejar que me invadiera el insomnio,
para que las ensoñaciones me hicieran presa de su maldito recuerdo, recordado las palabras de un filosofo misógino, radical y bueno a pesar de todo, sudando frió con el calor de las sabanas, pensando en mi amor que va mas allá de lo erótico, con la sangre fluyendo en un martes cualquiera, mi corazón palpitaba y desperté... desperté en el mundo onírico, donde puedo ser una estrella de rock como todas las personas pensantes quieren llegar a ser una, pero no tenia voz ni mucho menos brazos, sacudí mi cabeza y mi pelo se cayó, aparecí en una silla enfrente de una mesa con mis manos encadenadas con una pluma chorreando de tinta y una hoja en blanco, y una voz gritaba "escribe, escribe.... oh maldita sea que escribas" mis manos no tenían fuerza, sangraban por la fuerza de las cadenas y lo único que se escribía en el papel eran las lágrimas que caían de mis ojos, lágrimas de color gris.... el cuarto giró y giró... me despertó la tos nefasta huésped en un cuerpo lleno del insomnio, cansado de los sueños de pensamiento, destrozado por su rutina, y loco, loco de tener sueños que sean sus miedos...
1 comentario:
que buen post, la noche es un refugio y el lugar donde encontramos los reclamos y pensamientos tortuosos que en nosotros hayamos.......la primera vez que escuche la palabra onirico fue por Attaque.....esto ultimo no tiene nada que ver pero chaa
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