(Diario) Pág. 08515
Paciente: 4587
Revisión: PhD Alma S.
" Fue breve, pero había esperado una eternidad para que esto pasará, hasta que lo logre.
Cuando me describí una persona adicta de seres como el de ella, me di cuenta que calmaba un poco mi angustia, pero despertaba muchas otras ansiedades y bajos instintos. su sonrisa me hacia creer que no tengo psicopatías, que era un ser que podía amar como cualquier otro, su inocencia me hacia pensar que mi ser no era tan violento....pero uno no sabe en estos callejones de esta ciudad que la gente puede ser igual de perversa y siniestra que uno mismo y es ahí donde perdí la cuenta y el control, confiar en todas sus palabras, en en lenguaje de su cuerpo, aprendí que hay seres que pretenden lastimar....como mecanismo de defensa ..... me di cuenta que a ningún mortal se le promete., y que yo no tengo que decir nunca, mi ser perverso a veces recuerda tu cuerpo y el mio esta ansioso de poseerte , me di cuenta y entendí otra vez que yo no puedo amar, porque no puedo hacerlo, no puedo amar como estos mortales, solo puedo hacer lo mismo que ellos...pretender...a esta pequeña alma ojala los años le enseñen lo que no se puede aprender... solo en teoría.
Historias reales convertidas en ficción, un poco de realidad con la subjetividad del escritor en turno, existencialismo en su máxima potencia, para ojos vulnerables, mentes retorcidas y corazones lacerados.
martes, 20 de octubre de 2015
martes, 13 de octubre de 2015
C.J.
Alma dice que te maté en sueños, no vi sangre, solo vi un cuerpo inmóvil el cual no era ni tuyo, recuerdo el odio en mis palabras y mi voz, ese cuerpo se arrojo dos veces por la ventana por que la primera vez fallo en morir, pero en verdad no te mate, no lo hice, no mate el ser que eres.... lo que si puedo decir, es que mate las ilusiones que por mi propia mano y mente cree, mate los recuerdos inventados por mi amor esquizoide, mate todas las apercepciones y distorsiones de tus miradas y caricias, las incinere...con tanta nostalgia.
Pero enterré los maravillosos recuerdos que vivimos, los sembré, unas semillas de risas, unas cuantas de mis primeras experiencias contigo, los retos, los logros, las bellas palabras y nuestras filosofías de vida, y los hechos que nos regalamos, los riego a diario desde que te fuiste, para que no mueran, para que esos recuerdos crezcan y se mantenga eternos, intactos y hermosos, por qué aprendí que un final no solo puede ser doloroso, a veces es necesario, y sembrar lo mejor de lo que viví a tu lado, conservarlo, cuidarlo y atesorarlo, me hace valorar los bellos momentos que me da la vida que realmente lo es.
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